Los perfiles que voy a describir son verídicos. Sus nombres empezarán con V
VIRGINIA
18 años, estudiante. Había intentado tener alguna relación con chicos y no lo lograba. Pensaba que era porqué en realidad no estaba del todo enamorada.
Una amiga suya estudiante de psicología le dio a leer un trabajo que había realizado para la universidad sobre afectaciones sexuales y leyendo el apartado de vaginismo, empezó a sentirse identificada.
Buscó información en Google, descartando las causas que no coincidían con ella. Al final se quedó con una: lesbianismo. ¿ Soy lesbiana y no lo sé? - pensó
Llegó a mi consulta porqué su madre, que no sabía nada de su problema, le sugirió que ya tenía edad de hacerse una revisión ginecológica y ella por no desairarla, accedió. Una vez estuvo delante de su ginecóloga, le confesó que no podría revisarla porqué tenía un problema, que estaba totalmente cerrada y nada entraba en su vagina. Eso sucedía en la clínica donde trabajo, así que la doctora la tranquilizó y me la derivó
Virginia se había enamorado de un muchacho que vivía fuera de España y deseaba solucionar su problema, a poder ser antes de las navidades, fecha en la que tenía previsto visitarle. Teníamos un mes y medio de tiempo.
En la última sesión antes de su partida, estaba solucionado físicamente su problema
- ¿Y si no lo consigo? - me preguntó
Le respondí que yo creía que eso no sucedería pero que si así fuera, tenía toda la vida para volverlo a intentar y que lo que importaba era su coraje y su deseo para normalizar la situación
Nuestra próxima cita sucedería después de su vuelta
Y ese día estaba yo en la entrada archivando una historia, cundo entró ella. Me miró y me dedicó una gran sonrisa. Ya en nuestra sala habitual, me abrazó y me dijo
- Ya está! todo solucionado
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