Metáfora
para una princesa
Había una vez
una princesa que estaba encerrada en lo alto de un castillo, a merced de la
voluntad de un malvado guerrero, que la había hecho prisionera
Vagaba
tristemente por la estancia, de un lado a otro, se tumbaba perezosamente en el
lecho dispuesta a soñar con espacios abiertos, siendo su única distracción el
trozo de cielo al que se accedía desde su alta y pequeña ventana. En ese trocito de azules y blancos ella veía
cosas que las nubes le regalaban, ahora una cara, ahora un corazón.
Una mañana
vio como una blanca paloma iba y venía, cruzando el cristal de la ventana y en
su locura por salir de allí, creyó escuchar una promesa. Le encantó su elegante
vuelo, su estilizada forma y quedando hechizada con la danza del ave, se
abandonó en brazos de Morfeo, quedando dulcemente dormida.
Para la
princesa, el sueño era lo que más le acercaba a la felicidad, huyendo así de la
tragedia que veía en cuanto sus ojos se abrían y su mente descifraba
rápidamente el lugar en el que se hallaba
Y en ese
sueño que tuvo esa mañana, vio como se deslizaba por su angosta ventana, una
roja sábana de hilo, transportada por muchas palomas blancas. Recogieron con la
tela a la princesa y por arte de magia el techo se abrió, pudiendo así alzar el
vuelo cruzando bellas nubes de algodón
Cuando
despertó y se puso a llorar al ver que había sido un sueño, notó que la rabia
le brotaba por todo el cuerpo, “vaya engaño” - pensó - no es verdad que yo
pueda salir por el techo - dijo alzando la mirada para buscar grietas,
puertas ocultas, algo que levantara el techo. A punto estaba del desmayo,
cuando perdiendo el equilibrio se agarró a un gancho de la pared y en ese mismo
instante, una luz radiante iluminó la alcoba sin techo. La princesa que no daba
crédito a sus ojos, fue subiendo por los estantes de la tosca pared con mucho
cuidado, mientras iba notando el calor del sol en su cara y cuando sacó la
cabeza al exterior, cual sería su sorpresa al ver una escalera hecha de plumas
y cuerdas que se deslizaba junto al muro
Con su
fragilidad, suavemente fue bajando los peldaños que la llevaron al bosque … y el bosque … la llevó a su palacio …y es así como este cuento se ha acabado
Pilar Pons
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